La boda de mi hermano - II
Ya se barruntaba en La boda de mi hermano -I lo que podía ocurrir y esto fue lo que ocurrió ...
Pues la boda de mi hermano ya fue y contra todo pronóstico y tal y como predijo mi chico, no fue ningún desastre familiar... a pesar de...
Para empezar, mi famoso padre y mis dos no menos famosos hermanos pequeños, Martín y Bernardo, los que viajaban con él a España, se confundieron de día y perdieron el vuelo que tenían programado a Madrid. Bueno, el plural es de cortesía, porque el que realmente se confundió fue mi padre y los dos chicos sufrieron las consecuencias (algún día hablaré de la increíble habilidad de mi padre para perder aviones y confundir reservas de hotel). Total, que antes de venir a Tenerife iban a hacer un corto recorrido nostálgico por Asturias, de ahí lo de que los chicos sufrieran las consecuencias, porque al haber perdido tres días por lo del avión, el resto de su estancia en Asturias fue un corre corre que te pillo que dejó a los dos pobres agotados para cuando llegaron a Tenerife y cada vez que me los llevaba de excursión por ahí, se me quedaban tiesos en el asiento trasero del coche.
Luego está la cosa de las invitaciones que se enviaron por e-mail y que por esas cosas del destino o no llegaron bien, o el escaneado no estaba en condiciones y no se veía la fecha, o no respondieron con acuse de recibo y confirmación (o declinación) de la oferta, así que a una semana del día B aún no se sabía cuánta gente iba a acudir.
Hablando de gente invitada... también una semana antes me confirmaron que mi ex sí que asistía y empezó mi pequeño calvario: mi ex guarda una buena relación con mi hermano Quico, el que se casó, digo yo que si no, no le invitaría a la boda, pero yo no tengo tan buen rollo con él, vamos, es más, no tengo absolutamente ninguna relación ni contacto con él, ni lo deseo. Mi hermano en su día me dijo que le iba a llamar para sondearle y que si veía buen rollo pues que se lo decía, y que en cambio, si no sentía feeling pues que nada, punto pelota. A mí me preguntó en su momento si me afectaba o parecía mal, y yo, desde el fondo de mi corazón, le respondí que a mi me importaba un pito a estas alturas de mi vida, una porque es cierto y otra porque sabía que a mi hermano le apetecía que el otro también asistiera. Total, que no volví a preguntar más por el tema, pero tampoco le comenté nada a Pepe, mi chico, presuponiendo que a él tampoco le importaría.
Vale; pues una semana antes mi hermano me lo confirma, y gracias a que yo lo pregunté, más que nada por ir prevenida, y como a Pepe yo le había mantenido en la ignorancia del tema, pues todo el mundo me recomendó decírselo... y se lo dije.
Tanto mi ex como la ex de Pepe, al comienzo de nuestra relación, nos quisieron amargar el dulce, y durante mucho tiempo anduvimos haciendo malabarismos para no coincidir con el uno o con la otra en actos públicos sociales de amigos comunes, así que por esta y varias razones más, mi chico se tomó bastante mal la cosa y al día siguiente de mi confesión me comunicó que él tampoco asistiría a la boda de mi hermano.
Durante dos días la que anduvo en un ay fui yo, intentando calmar nervios, hasta mi madre quiso hablar con él para intentar convencerle de lo contrario, pero es que mi niño que es medio gallego, cuando se amula como se dice en Canarias... Bueno, pues cuando ya me hice a la idea de poner cara de yeso durante toda la celebración para que nadie y mucho menos mi ex viera que me afectaba mi falta de pareja, el mismo día antes de la boda, mi ex comunica que no asiste tampoco. No me preguntes por qué, pero no fue.
Mención aparte que dos días antes del evento casi nos parten la cara a mi padre y a cuatro de los cinco hermanos porque nos vimos involucrados en una bronca en Playa de Las Américas, sin comerlo ni beberlo y por poco salimos todos con un ojo morado en las fotos, incluida yo, que el día antes tuvimos que salir corriendo a comprarle un traje a Martín, porque pensaba que lo traía y vino solo con la chaqueta, ni pantalón ni camisa ni corbata ni ná y que el día señalado mi padre dejó cargando la pila de la cámara de fotos en la habitación del hotel y se vino a dar cuenta cuando llegamos a la iglesia; que mi madre lloró y no llevaba rimmel anticolishion, de los que no se corren porque ella no se suele maquillar y tiene uno solo, todo terreno y sin florituras, y tuvo que salir corriendo a quitarse y volverse a poner todo en su sitio, que el padre de la novia lloró, que yo lloré, que lloró la niña que llevaba las arras y que más lloró el niño que la acompañaba cuando ella le arreó una patada al más puro estilo Froilán de Todos los Santos, porque ella quería salir sola en la foto, sin él.
Finalmente pude meterme en mi famoso vestido talla 40, aunque haciendo un poco de trampa porque era un poco elástico, pero entre los nervios, la movida con Pepe y el ir y venir con mi padre y los dos enanos como que me desinflé y me entró perfectamente y sin ¡¡¡michelines!!! Mi cuñada, Gollum para los bloggers, estaba preciosa, un traje monísimo, sencillito y muy muy bonito, mi madre estaba divina de la muerte, vamos, de portada de revista del corazón, y no es pasión de hija, mi padre y los otros tres hermanos estupendos entrajetados y encorbatados todos, muy elegantones y mi hermanazo Quico, Frodo para todos, estaba guapísimo y muy emocionado, por su propia emoción fue que se me escaparon a mi las lagrimitas, la verdad.
El famoso jardín de los horrores quedó precioso, iluminado y decorado con florecitas y de noche... muy bonito, aunque todas las señoras anduvimos haciendo agujeros en la alfombra con los tacones de aguja y parecíamos borrachas trasnochadas desde nada más llegar. La comida fue igual que el día de la degustación, chunga, pero a estas alturas... a quién le importa?? Mis padres estuvieron encantadores y afectuosos el uno con la otra, mi madre un dulce con mis otros dos hermanos y ellos, que son dos auténticos bandidos, estuvieron sobrados, geniales y muy en su salsa.
Nos reímos, lloramos, hablamos, nos sacamos miles de fotos y aunque eché en falta a Pepe, que por supuesto NO VINO, saqué en claro varias cosas: una, que en las comedias de Shakespeare las cosas salen un poco mejor que en la vida misma, dos que los milagros existen, por lo del jardín de los horrores y por lo de mi padre y mi madre después de más de veinte años; tres, que tengo CUATRO hermanos como las copas de CUATRO pinos (dos ya emparejados de por vida, eso dijo el cura, aunque solo uno legalmente, y dos aún en edad de crecer , lo digo por las lagartonas); y cuatro, que tengo que aprender a decir NO, le pese a quien le pese, porque otro gallo me hubiera cantado si hubiera dicho NO cuando mi hermano me preguntó si podía invitar a mi ex a su boda !!!!!!!!!!!
Aunque esta última conclusión... la llevo madurando desde hace MUCHO tiempo!!!!
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