Al que le toca, le toca
Había un hombre en el pueblo que murió hace dos años y al que llamaban Juan el Viejo. Era un borracho que siempre iba vestido de negro. Un día, al cruzar frente a un bar en el que estaban sentados los parroquianos, casi lo atropella un coche del pedazo de borrachera que llevaba. Todos los hombres de bien, sentados en sus sillas, comenzaron a increparle por ser tan borracho, degenerado y basura.
Recomponiéndose, y sacando fuerzas de donde ya no le quedaban, Juan el Viejo se volvió y les dijo, alzando el índice: " Señores: al que le toca, le toca ".
Y así, una vez reconquistada su dignidad de borracho, se alejó dando tumbos
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