El templo de San Francisco
Ibamos cegados por la gula camino del mesón Los Caleros cuando descubrimos que la puerta del templo de San Francisco estaba abierta. La Iglesia, que formaba parte del convento (1) del mismo nombre , se encuentra en la parte antigua de Ayamonte (2) , cerca del que fuera palacio de los marqueses de esta localidad (3) y que ahora es el estudio del pintor Florencio Aguilera. La zona, de calles blancas y estrechas, es bastante solitaria y sólo adquiere vida en Semana Santa con las procesiones -muy bellas, por cierto-. Al no ser zona de copas ni de cañas la frecuentamos poco, por eso no conocíamos la iglesia y al ver la puerta entreabierta no tuvimos más remedio que entrar en el templo para contemplar su interior.
Al atravesar la puerta nos encontramos un templo extremadamente sobrio, algo poco frecuente en el desparrame barroco de la zona. La impresión inicial es que tiene una planta rectangular con un rico artesonado de madera y un retablo gótico al fondo. Las paredes son blancas y sin apenas ornamentación, siendo el único alarde decorativo una doble fila de arcos, soportados por ligeras columnas de piedra blanquecina y pintados de gris oscuro, sobre los que se han grabado algunas inscripciones que dejan paso a letras blancas (4). Un segundo examen, más detallado, nos indica que la planta es una nave en forma de cruz latina en la que los brazos de la cruz son capillas que alojan las imágenes que las cofradías sacan en procesión en Semana Santa. Afortunadamente, las capillas están lo suficientemente escondidas para no perturbar con su historiado despliegue la simplicidad del templo, alejado de los oropeles habituales de las iglesias andaluzas.
Ayamonte es una ciudad con vida cultural propia que se manifiesta sobre todo en la pintura y la música. Justo por esas fechas se celebraba la semana musical de Ayamonte y la causa de que el templo estuviera abierto un día de diario a las 21:30 era el ensayo de un coro que estaba situado en el altar mayor. La curiosidad, más que la afición a la música, nos llevó a quedarnos un rato a los ensayos. No pude por menos que ponerme a estudiar a los componentes del coro, que constituían un conjunto muy heterogéneo. Todos llevaban sus libros de música que no leían, salvo un componente situado en la última fila que destacaba por su juventud, su altura, su delgadez, sus patillas, su camiseta y por permanecer con los brazos cruzados, señal ineludible de que no tenía libro de música. Desafinaba visualmente del resto de los componentes que eran mayores e iban vestidos más formalmente, por lo que me fue imposible determinar su nexo de unión con el resto del coro.
Del templo me quedó un grato recuerdo por su belleza franciscana, que invita a la reflexión y la oración. Y del coro el recuerdo unas patillas cantoras.
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(1) Fundado por los Marqueses de Ayamonte, Leonor
de Manrique y Castro - Francisco de Zúñiga y Guzmán.
En 1.755 el Terremoto de Lisboa lo destruyó parcialmente. A causa
de la desamortización de Mendizábal fue abandonado. Actualmente
es una típica casa de vecinos.
(2) En el siglo XVI, Ayamonte era un puerto donde atracaban navíos
de gran tonelaje. Una villa poblada por alemanes, flamencos, franceses
y un sinfín de mercaderes y esclavos, principalmente hembras de
color, procedentes de Indias y de la isla de Santo Tomás, sucediendo
que muchos vecinos de esta villa se casaban con ellas. En el siglo
XXI, las playas de Ayamonte están llenas de alemanes que buscan
ponerse tan morenos como los esclavos con los que traficaban antaño.
(3) En 1.521, el emperador Carlos I concedió a Francisco de Zúñiga
y Guzmán II (de los Guzmanes de toda la vida) el Título de Marqués
de Ayamonte. A lo largo del siglo XVII, el Marqués de Ayamonte,
Manuel Silvestre de Guzmán, se ve envuelto en una conspiración por
la independencia de Portugal y también en favor del separatismo
andaluz. El citado Marqués, junto con Don Gaspar Alonso Pérez de
Guzmán, pretendía que Andalucía fuera un reino soberano colocando
en su trono al por aquel entonces Duque de Medina Sidonia. La indiscreción
de algunos de los implicados en el complot y el temor del Duque
a enfrentarse con Felipe IV causaron que el Marqués de Ayamonte
fuera condenado a muerte y ajusticiado en 1.648
(4) Los que saben, dicen que estos arcos forman el Sotocoro: dos
series de arcos adornados con pinturas esgrafiadas con párrafos
del Libro de los Salmos y de los Proverbios.