Statu quo

Escribía este verano Fernando una estupenda serie sobre la condición humana y la primera entrega me dejó, en dos palabras, im presionada con esta reflexión:

Un famoso escritor dice que si se meten en una botella abejas y moscas y se pone la botella con el fondo hacia la luz y la boca abierta en opuesto sentido, las abejas, buscando la luz siempre, no hacen sino agitarse contra el cristal del fondo, sin poder convencerse de aquel invisible obstáculo, mientras que las atolondradas moscas revoloteando de una a otra parte hallan, cuando menos lo esperan, la salida .... [ sigue ]

La lógica vs. el statu quo eterna lucha recursiva en mi vida laboral. Aquí va una de las múltiples iteraciones.

Sucedió hace tiempo, el siglo pasado, en 1999. Me habían promocionado a Gerente y me estrenaba en nuevas funciones. Uno de los asuntos que estaban bajo el paraguas de mi responsabilidad eran unos vetustos sistemas de gestión con unas comunicaciones desfasadas y lentas pero caras. Fue una de las primeras cosas que llamaron mi atención y que pensé mejorar.

Me puse manos a la obra con el PowerPoint para hacer una propuesta de modernización de esta red. Definí una nueva arquitectura basada en una red IP, analicé cómo se podría hacer la migración de la red actual a la nueva y enumeré uno a uno los muchos beneficios de este nuevo escenario, entre ellos los económicos.

Cuando finalicé este trabajo me dispuse a imprimirlo para presentarlo en la próxima preparación del comité de dirección. La impresora estaba muy próxima a la entrada del despacho de mi director y cuando fui a recoger los papeles lo encontré leyéndolos con un gesto adusto. En cuanto estuve cerca de su radio de alcance me echó una de sus épicas broncas.

Me dijo que le estaba buscando la ruina con estas propuestas. Que qué era eso de querer cambiar las cosas y meternos en líos. Que hiciera el favor de destruir la presentación y que no quería volver a hablar más de ello. Intenté en vano convencerle de que este cambio era bueno para todos pero donde hay patrón no manda marinero.

Me fui a mi sitio cabizbaja y guardé la presentación para cuando vinieran tiempos mejores. Estos tiempos vinieron dos años más tarde cuando el cliente de los vetustos sistemas de gestión pidió una propuesta para modernizar la red de comunicaciones que a todas luces estaba desfasada. Mi director, como si no hubiera pasado antes nada, me dijo que era una vergüenza que YO NO me anticipara al cliente y que el cliente le había tenido que pedir a ÉL los cambios en la red.

En estos dos años me había acostumbrado a las lagunas de memoria de mi director (totalmente fingidas) y no me lo tomé a mal. Desempolvé mi propuesta two years old y apenas tuve que hacer cambios porque había resistido muy bien el paso de los años.

El día D a la hora H se hizo la presentación de la nueva arquitectura ante los clientes. Todo fueron parabienes y felicitaciones. Casi abrumada por la buena acogida de la propuesta pensé que se llevaría a cabo. ¡Qué ingenua! Me golpeé de nuevo ante el cristal como las abejas buscando la luz.

Los clientes aprovecharon tan estupendo análisis de reducción de costes (gratis total) para presionar al suministrador de la red de datos obsoleta y rebajar el precio de las comunicaciones a la mitad. Los clientes cumplieron sus objetivos de reducción de costes y cobraron sus incentivos sin arriesgarse a ningún cambio en la red.

Hoy día todos los participantes en este suceso, salvo yo, están jubilados o han fallecido. Según dice la wikipedia, Laurence J. Peter, el autor del Principio de Peter, dijo en una ocasión: "La burocracia defiende el statu quo mucho tiempo después de que el quo haya perdido su statu ". Esta semana, ocho años después, he vivido una situación similar de statu quo y ni siquiera el parking rojo pasión me ha servido de descompresor. Cuando se jubilen o fallezcan las protagonistas del suceso de esta semana prometo contarlo. Mientras, las he colocado en el congelador.

Lula

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