Sintonía
La clase está realmente aburrida.
No es que alguna vez la materia de matemáticas fuera especialmente interesante para él. Pero con este profesor es verdaderamente criminal. Cielo santo, es el peor maestro de toda la preparatoria.
Mientras el resto de sus compañeros trata de mantener la atención, él se entretiene viendo por la ventana de su salón, hacia el patio de la escuela. Sólo que para él no es un patio.
Ve como el monstruo pelea con un tipo raro. Parece un ángel o algo así, pero tiene armas de alto poder, incluso las plumas de sus alas son como cuchillas. Mientras la criatura pierde la vida bajo la lluvia de balas, el chico bosteza.
Voltea hacia la ventana opuesta. Ahí es otra cosa... se ve la costa marina, con unos seres parecidos a enormes cangrejos construyendo un fuerte en la arena. El cielo es extrañamente de color rojo oscuro, y el sonido de las lejanas olas rompe contra la playa.
No es lo más raro que ha visto, ciertamente. Si algún día se pusiera a escribir un libro sobre todas las cosas que él puede ver, jamás terminaría. Ha tenido esa capacidad desde que posee uso de razón. Al principio le espantaba, especialmente las escenas que tienen que ver con lo que él llama las Zonas Infernales. Tú sabes... demonios, esclavos, sangre, tripas, gritos y todo lo demás. Pero ahora le parecen sólo un trozo más del edredón.
En su casa jamás le creyeron. Vieron a tantos psicólogos y le dieron tantas razones diversas que se cansó, simplemente, y decidió que lo mejor era guardarse lo que veía para sí mismo. Alguna vez leyó algo acerca de las dimensiones. Supone que lo que ve en realidad son otras dimensiones... como un aparato de radio que no está bien sintonizado en una frecuencia, y puede captar dos diferentes estaciones empalmadas. En este caso, él está muy mal sintonizado, y toda su realidad es un atajo de visiones cortas, largas, difusas o completamente nítidas, de todos los lugares del universo. ¿O quizá todas ocurren al mismo tiempo, en el mismo lugar, pero en diferente frecuencia? Quién sabe. De todos modos no importa. El asunto es que están ahí, y él es sólo el espectador. El radio descompuesto. Genial.
Voltea hacia delante. Esa cosa rara parecida a un pulpo peludo está devorando algo justo tras el profesor. ¡Vaya! sonríe- al menos eso es algo.
Qué aburrimiento. Y bueno, al parecer del mismo modo en que el resto de los humanos no pueden ver más que una sola dimensión, los otros tampoco pueden ver más que su propio pedazo de realidad. Jamás se ha topado con otro radio descompuesto. ¿Será un caso tan tremendamente raro que sólo está él mal sintonizado en medio de tantas y tantas civilizaciones raras?
Bosteza nuevamente. Cielos, jura para sí mismo que no se ha encontrado cosa más aburrida en todos los universos que ha visto que la clase de matemáticas de su escuela. ¿Porqué no le tocó nacer en otro lado? Sería bastante más interesante ayudar a ese tipo-ángel a pelear contra los mutantes en medio de una realidad post-apocalíptica. O con aquéllas chicas amazonas conquistando a los tipos-gusano. O incluso acompañando a ese cazador de ogros a recuperar el tesoro robado a la reina... En fin. Trata de concentrarse en la clase. Aunque con tantas cosas pasando a su alrededor le es difícil.
Escucha un suave llamado a su izquierda y voltea. Ahí está su novia. Una chica no tan bonita, no tan inteligente, pero vaya que se ha adueñado de sus ilusiones. Ella ha dibujado un corazón en una hoja de papel y se lo muestra, mientras le envía un beso y un guiño de complicidad.
Alrededor de ella se desarrollan batallas épicas de reinos perdidos, hay aventureros incansables, criaturas horribles o increíblemente hermosas, mundos inexplorados, realidades mas allá de la imaginación... pero todo eso se vuelve nada, pues la mirada del muchacho y su atención sólo están enfocados en esa chica que le sonríe, no tan bonita, no tan inteligente, pero que es lo más bello que ha encontrado en todas sus visiones... y que no tiene comparación con nada en todo el universo... en todos los universos.
¡Y, hermano, yo sí que puedo asegurarlo! sonríe-
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