Síndrome de Abstinencia
Y ahora a desintoxicarse tocan. Porque cuando uno se vuelve adicto a las drogas es lo que tiene: se siente uno maravillosamente bajo sus efectos, pero en cuanto terminan se queda ese vacío doloroso, ese ansia insatisfecha, esa impotencia fatua.
¿Cómo? ¿De qué droga hablo?. Ah, pero, ¿no lo he dicho?. Es sólo amor. Sencillo pero eficaz. La más vieja pastilla, la química infalible.
Y además, esta vez, no es que no lo viera venir. Ya casi iba preparado (o eso creía yo). Porque si se trata de una historia conocida, repetida, aprendida y vivida no es que uno no pueda decir que no le avisaron. Así que me dije antes: no pasa nada, tú tranquilo, esta vez como si nada, tú a lo tuyo. Ya sabes que, si te vuelves a colgar, luego lo pasas muy mal cuando hay que descolgarse. En fin, te rodeas de escepticismo protector.
Pero de nada sirve: cuando llega el momento aparece la droga, y la droga hace que por arte de magia todo se olvide: las prevenciones, los avisos. De repente ya nada importa: estás a gusto, disfrutas, VIVES. El tiempo se detiene. El pasado y el futuro se convierten en sueño. ¡Es que ni siquiera te das cuenta que estás enamorado!.
Y de golpe ella ya no está. ¡No está!. Estás solo de nuevo y te preguntas cómo es posible, qué puedes hacer para recuperarla. Lo intentas todo: la llamas, la buscas, pero sólo alcanzas el vacío. Estás en pleno Síndrome de Abstinencia.
Esta vez he pasado por tres síndromes de abstinencia consecutivos, en tres días, y el último ha sido el peor. En el último llegué a ser consciente de lo que pasaba y decidí borrar las huellas, desconectar los cables para que nunca, nunca más me vuelva a pasar.
Craso error. No puedes ir contra lo que eres, contra lo que sientes, aunque nadie te entienda, ni los demás ni ella misma. Aunque sepas a lo que te expones, ahora ya de forma consciente y plena.
Dicen las campañas del gobierno que La droga mata. Bueno, yo he probado algunas, incluso las sigo usando, comiendo, bebiendo o amando. Hasta ahora no he muerto por ninguna de ellas, pero si hay que morir de algo, por favor que me dejen morir de amor.
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