S.E.R. o no ser
El
vampiro del Ayuntamiento de Madrid salió de su tumba
sediento de dinero. Sus obras faraónicas en la M-30,
en plena actividad día y noche, eran un enorme agujero
negro en el que desaparecía adsorbido, por su pesada
masa, todo el dinero recaudado a los madrileños. No
era suficiente, necesitaba más, y sus asesores satánicos
le proporcionaron el método de sangrar aún más
a los exhaustos bolsillos de los madrileños: Expandir
el S.E.R.(1) a otros barrios.
A bastantes vecinos de Madrid, en el mes de febrero, les llegaron
cartas y no eran de cupido. Venían con el membrete
del Ayuntamiento y su contenido instaba a pagar una nueva
cuota por aparcar en la calle. Los infortunados madrileños
que residían dentro de los nuevos barrios en los que
se implanta el S.E.R. vieron con estupor cómo les pintaban
la calle con rayas verdes o azules. Unos días después
surgieron de las aceras unos totems del mismo color que las
rayas de su zona. Los vecinos de Carabanchel
y del Barrio del Pilar se amotinaron como
en los tiempos de Esquilache. Pintaron las
rayas de rosa, sellaron las ranuras de los parquímetros
con silicona, en algunos casos hasta los arrancaron, se manifestaron
y crearon su web
reivindicativa y su blog
para recoger comentarios.
Fui una de esas personas elegidas para financiar el sueño de un loco. Mi calle la pintaron de rayas verdes y me llegó una carta de Ayuntamiento. Con el estrés de los exámenes de febrero dejé la carta entre la pila de papeles de mi mesa. Cuando me decidí a poner orden y la abrí, el plazo para pagar había caducado. Busqué información para subsanar el problema en la inaccesible(2) Web del Ayuntamiento y no encontré ninguna luz que me guiase. Llamé a un amigo que trabaja en el Ayuntamiento y me aconsejó que llamara al 010(3). Allí me dijeron que tenía que ir a mi Junta de distrito con mi carta de pago caducada para que me dieran otra nueva.
Una mañana que tenía que hacer una gestión en la Universidad, aproveché para pasarme por mi Junta de Distrito. Al enseñar en el mostrador mi carta de pago me dijeron que ese trámite se hacía por la tarde. Con los ojos como platos por la sorpresa, le interrogué a la señorita del mostrador preguntando pero ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?.
La respuesta no me relajó los ojos, me abrió también la boca. La gestión del S.E.R. la realiza una empresa concesionaria. Cuando los funcionarios terminan su jornada laboral a las 15:00, las sillas aún calientes son ocupadas por personal ajeno al Ayuntamiento, que atienen a la nueva línea de recaudación. Es una nueva modalidad de outsourcing garrapata, que se adhiere a los recursos del Ayuntamiento y se ahorra los locales, los ordenadores y las infraestructuras de comunicaciones.
Mientras que las garrapatas gestionan el cobro de los vecinos que pasan por el aro y otros madrileños más combativos libran en la calle la batalla del S.E.R., alguien, dentro de su pirámide, repite entre risas nerviosas esa frase universal: SER O NO SER, eso es la recaudación.
Más relatos de Lula, pulsar aquí
e-mail de contacto: seccionfemenina@gmail.com
(1) S.E.R. servicio de estacionamiento
regulado.
(2) No es que no se pueda acceder, es que carece de accesibilidad.
Es el ejemplo clásico que ponen en los cursos de accesibilidad
de cómo NO hacer las cosas.
(3) Servicio de información del Ayuntamiento. Te atienden
bien y te encuentran la información que necesitas,
pero no te dan todos los detalles, eso sería darte
alguna ventaja..