Reunión esperpéntica

De las muchas reuniones esperpénticas de trabajo a las que he asistido, recuerdo una que daría para el guión de una obra del teatro del absurdo. Ni todo el ingenio de Tip y Coll sería capaz de imaginar algo así. La realidad supera siempre la ficción. Aunque han pasado tres años, y mi imaginación puede adornar un poco los hechos, puedo garantizar que el grado de exageración es mínimo y que en el fondo subyace la verdad.

La reunión se convocaba a las cinco de la tarde para evaluar la fase I de un grupo de proyectos de innovación y determinar su continuación en una segunda fase. A las cinco de la tarde en la enorme sala, como una plaza de toros, se encontraban la Gestora del Presupuesto de innovación, el Coordinador del Grupo de proyectos y los jefes de proyecto .

Las cinco de la tarde era la hora de las corridas de toros antes del cambio horario. Sucedió algo dramático como lo que cantaba Federico García Lorca en llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Uno a uno fueron muriendo todos los proyectos presentados, a las cinco de la tarde, por el asta inmisericorde de la Gestora del Presupuesto salpicando de sangre a todos los allí reunidos.

La Gestora del Presupuesto era una mujer alta, estilosa, muy bien vestida, mejor calzada y con mucha desenvoltura social. Un compañero la describió como "Un demonio vestido de Loewe", y con esa definición se quedó. A los humildes innovadores les abrumaba tanta elegancia ya que, en comparación, sus vestimentas parecían de un todo a 100. Hasta los innovadores más frikis murmuraban acerca de la marca de sus zapatos y aseguraban que eran Manolos. Demasiado glamour para los ambientes Blade Runner de los laboratorios de los innovadores.

El Coordinador del Grupo de proyectos era una réplica de Freddie Mercury con corbata. Su cargo de gerente le daba un grado más de elegancia que la de sus tutelados, pero no llevaba precisamente un traje de Armani. No era del agrado del Gestora del Presupuesto porque no era uno de los suyos y ella prefería, a falta de hombres de mundo a su altura, rodearse de bufones de la corte.

El demonio vestido de Loewe tomó asientos, sí asientoS: Uno para el enorme bolso, otro para el abrigo de visón y el tercero para ella. Desparramó por la gigantesca mesa de reuniones sus gadgets, entre ellos una BlackBerry. El Coordinador del Grupo de proyectos tomó la palabra apoyado en un ppt. A la tercera transparencia sonó la BlackBerry. La elegante gestora inició una conversación telefónica haciendo una señal a Freddie para que siguiera con la presentación, que terminó cuando ella seguía aún hablando por su gadget. Durante todo este tiempo Freddie mantuvo el tipo aunque fue varias veces interrumpido por ella, que abandonando por unos instantes la conversación telefónica le decía: ¡No me está convenciendo nada de lo que cuentas!.

Los jefes de proyecto no dábamos crédito a lo que pasaba, pero la fiesta no había hecho más que empezar. Cuando llegó el turno de la deliberación de proseguir con la segunda fase, fueron cayendo uno a uno los proyectos con los más dispares razonamientos. Uno de los criterios de evaluación aplicado fue que un proyecto de innovación que no es producto en tres meses, no era de innovación.

La tortura duró el doble que una corrida de toros, salimos a las 21:00, con la cara de espanto escrita en la cara y pensando en qué trabajaríamos al día siguiente. Aunque todos coincidíamos que era un alivio no tener que volver a trabajar para la elegante Gestora.

Lula

Más relatos de Lula, pulsar aquí
e-mail de contacto: seccionfemenina@gmail.com