Partes síncronas no son buenas

La vida la vamos partiendo en trocitos de tiempo a los que vamos llenando de actividad. De las 24 horas del día, unas horas están ocupadas por el sueño y otras por la necesidad de alimentarse. Si estamos sujetos a la maldición de ganarás el pan con el sudor de tu frente, se va estrechando el margen de tiempo libre del día y en algunos casos ese margen puede llegar a ser cero o incluso menor que cero teniendo que robar horas al sueño.

Los ordenadores, a imagen y semejanza de los humanos, están dotados de capacidad de proceso (CPU) para realizar las tareas, de memoria para guardar contexto, de un sistema de manejo de interrupciones para atender las Interrupt ReQuest (IRQ) y de la posibilidad de filtrar las interrupciones según el momento. Los Sistemas operativos (S.O.) utilizan estos recursos para organizar la reparto de actividades en el tiempo. Se comportan de forma síncrona cuando exploran el entorno para detectar novedades (como mi amigo el Sr. Chisme desde la mirilla de su casa observando a sus vecinos) y de forma asíncrona cuando es el entorno el que avisa de los cambios (como cuando Socorro va a casa del Sr. Chisme a ponerle al tanto de su vida).

La forma síncrona organiza la vida desde dentro, de una forma ordenada. Se explora el entorno en momentos determinados en los que no se perturba la rutina, sin sorpresas. Sería el caso ir al trun-trun. Siempre haciendo lo mismo en el mismo intervalo: levantarse, desayunar, ir al trabajo, trabajar, salir del trabajo, ir a las actividades de ocio programadas, regresar a casa, cenar, disfrutar del ocio casero, acostarse, dormir y vuelta a empezar. Si además se tienen niños, se sustituye el tiempo de ocio por el cuidado de la prole y las horas de sueño se disminuyen. La posibilidad de explorar el entorno se limitará al espacio de tiempo dedicado al ocio, que en el caso de ser padres será cero patatero.

La gestión del tiempo asíncrona abre la posibilidad de que el exterior modifique nuestro comportamiento, avisándonos de los cambios externos del entorno. En este caso es necesario que cada actividad tenga su prioridad para decidir la tarea triunfante cuando surge un evento externo. Las prioridades determinarán por completo el comportamiento y romperán la rutina.

La sincronía en las actividades es muy eficiente porque se está a lo que se está y no se pierde el tiempo pensando qué es más importante en cada momento. No tiene distracciones. Por otro lado la actitud asíncrona consume parte del tiempo en decidir qué hacer en cada momento y no garantiza nunca que lo que se empieza se termine.

Durante el último mes me he visto atrapada en una gestión de tiempo síncrona , sin escapatoria para explorar el mundo exterior, ni en los fines de semana. Sí, he sido muy eficiente, he hecho muchas cosas, pero me he sentido atrapada en el tiempo, prisionera de los compromisos y esclava de las obligaciones. He mirado hacia el cielo esperado que un rayo asíncrono rompiera la cárcel de mi sincronía y tuve como respuesta el acueducto de la constitución. Mano de santo, después de una semana en Túnez ha quedado herida de muerte la sincronía en mi vida. Espero que nunca se recupere del golpe.

Lula

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