Oropesa
Descubrimos Oropesa por casualidad, como tantas cosas en la vida, en un viaje a Sevilla para la Feria de abril. Fue una Feria muy tardía que se escapaba del mes de abril e invadía el viaducto madrileño del 1 y 2 de mayo. Casi todos los coches de Madrid se habían puesto de acuerdo para viajar a Andalucía, no sólo a la Feria sino a las localidades costeras. Asesorados por S.M. (no es su majestad), cambiamos la ruta de la carretera de Andalucía por la de Extremadura.
Cuando llegamos al Km 150, estando aún en la provincia de Toledo, vimos un cartel que anunciaba un Parador Nacional próximo. Miramos a la izquierda y vimos un majestuoso castillo que se elevaba sobre un montículo en la extensa llanura. Esta visión coincidía muy oportunamente con la hora de comer, por tanto, nos dejamos arrastrar por el Destino tomando la desviación hacia Oropesa(1), en dirección hacia el Parador.
Una vez dentro del Parador, con la hora apurada, buscamos el comedor. Resultó estar en la primera planta, a la que se accedía por medio de una escalera que arrancaba del patio. Al subir los peldaños nos encontramos con una cerámica incrustada en la pared con la figura de D. Francisco de Toledo(2). Amigos como somos de leer cualquier inscripción, nos paramos en el descansillo a leerla. El personaje vestido de negro, con sus calzas, su gola y su sombrero de la época, tenía el mismo aspecto que el prudente rey Felipe II. La inscripción decía que fue Virrey del Perú durante catorce años (1568-1581), siendo un hombre piadoso y humanitario con los indígenas. Dejamos atrás la lectura para dar cumplida satisfacción a nuestros estómagos.
El comedor era una estancia amplísima y a la vez acogedora. Uno de los laterales tenía grandes ventanales que daban a un corredor, desde el que se podía disfrutar de una extensa panorámica con la sierra de Gredos al fondo. Las mesas estaban distribuidas con generosidad de espacio entre ellas (imposible oír la conversación de la mesa de al lado) y con tal disposición, que desde todas se disfrutaba de una buena vista. Saboreando la estupenda comida no dejaba de admirarme de la amplia llanura que se divisaba hasta que Gredos se interponía en el horizonte. Me dio por decir que los señores del castillo desde ese corredor podrían observar a todos sus vasallos y elegir las mejores mozas para ejercer el derecho de pernada. Como castigo divino, al hacerse viejos la visión de lejos les mejoraba aunque en contrapartida otros órganos de su cuerpo disminuían en alcance y eficacia.
Don Francisco de Toledo perteneció a la familia de los “Álvarez de Toledo” de toda la vida que disfrutaron de la casa solariega que es ahora el actual Parador de Oropesa. A su vuelta de América fundó un Colegio Universitario con el fin de que la Compañía de Jesús(3) impartiera clases a exactamente 33 alumnos, como la edad de Cristo(4). La última propietaria de la casa-palacio fue la Duquesa de Alba, Maria del Pilar Teresa Cayetana de Silva, que todos conocemos por los cuadros de Goya. Al morir la duquesa sin descendencia, pasó por muchas manos hasta que terminó democratizándose como Parador en los años treinta a fin de que el pueblo llano pueda sentir como le fluye la sangre azul a un precio muy razonable.
Oropesa es una joya en la llanura, pero no está sola. Muy cerca, a cuatro kilómetros, se encuentra Lagartera un milagro en el bordado. Pero eso será otra historia...
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(1) Nada que ver con Oropesa del
Mar de la provincia de Castellón de
la Plana, donde veraneaba un señor con bigote
y muy mala leche, amigo de Tony Blair y de
Bush Jr.
Desde 1366 Oropesa se vincula a la familia de los Álvarez
de Toledo y Figueroa, por concesión de Enrique
II. Este señorío se convierte en condado
en 1477, cuando Isabel la Católica
lo otorga a favor de D. Fernando Álvarez de
Toledo. Desde este momento y coincidiendo con el
descubrimiento de América, Oropesa
conoce una etapa de esplendor, construyéndose gran
parte de los monumentos existentes en la actualidad (fuente:
http://www.jcepeda.net).
(2) Nacido en Oropesa (Toledo) en 1515. La
enciclopedia Encarta sitúa su nacimiento en Castellón,
confundiendo Oropesa con Oropesa del Mar (este Bill
Gates..). Llegó a Perú como Virrey
en 1569. Entre muchas de sus obras destacan la implantación
de los impuestos adaptándolos a la idiosincrasia indígena,
la concentración en poblados a los nativos para facilitar
su utilización en servicios personales, control político
y evangelización. Puso a pleno rendimiento las minas
de Potosí e instauró la inquisición
(me niego a llamarla Santa). Concluyó su gobierno en
1581, regresó a España y murió
un año más tarde. (fuentes: http://www.educared.edu.pe
y http://www.artehistoria.com)
(3) Hasta que fueron expulsados de España. Seguidamente
pasó a llamarse "Real Casa de Enseñanzas"
por Carlos III, por lo que ostenta escudo
real en la puerta principal. Llegó a tener ocho cátedras
universitarias y hoy día está en ruinas.
(4) También inventó el Numerus clausus
de la Universidad que dio lugar a la selectividad.