Los Brady
La Tribu Brady era una serie americana con la que nos torturaban de pequeños, que duró desde el 69 al 74 y que ahora reponen en algún canal perdido las plataformas digitales de TV. La idea que querían transmitir era la felicidad de una familia americana de clase media que representaba al país de las oportunidades por medio de una viuda con tres hijas que rehacía su truncada familia con un viudo con tres hijos. Todo era estudiadamente simétrico, con un perfecto equilibrio: tres niñas rubias como el oro con el pelo larguísimo adornado con lazos de raso, vestidas siempre de forma impecable y tres niños morenos de pelo pero presuntamente de ojos claros (1), peinados con raya al lado y tupé del que no se movía ni un pelo durante el desarrollo del episodio. Los padres eran personas muy comedidas que jamás levantaban la voz a sus hijos y no digamos la mano, todo lo solucionaban por medio de razonamientos simplones y moralina en vena. A la familia se le añadía una nota discordante que era el ama de llaves(2) de origen hispano, que se pasaba el día refunfuñando por cualquier cosa.
Esta patética familia vivía en un suburbio de Los Ángeles, y todos los episodios transcurrían dentro de la casa que constaba de cuatro dormitorios y dos baños. Como se pude intuir, el 80% de los conflictos tenían su origen en el uso de la toilette, bien escasísimo para una familia tan numerosa. No hay por menos que admirar a los guionistas que fueron capaces de mantener durante cinco años la teleserie con unas situaciones tan recurrentes como que los niños del tupé golpearan con desesperación la puerta del cuarto de baño episodio tras episodio, ya que las niñas eran mucho mas espabiladas para la toma y defensa de la toilette. Sin embargo tanto los padres como el ama de llaves nunca golpeaban la puerta para entrar en el baño ¿no tenía necesidades fisiológicas? ¿ por qué los niños si un baño estaba ocupado, no se iban al otro? Estas y otras preguntas nunca encontraron respuesta.
Nunca pude soportar a esas niñas rubias con el pelo largo que, aunque repelentes, eran monillas -en contraposición con una servidora que era morena cetrina con el pelo corto y bastante más fea que ellas-. Lo que en principio fue un sentimiento de envidia evolucionó hacia un rechazo visceral por la estética yankee, reafirmándome en mi morenez e identificándome con el ama de llaves que era la única que tenía sangre en las venas en contraposición con los ñoños retoños de los Brady .
Transcurrido el tiempo me he reconciliado con la visión familiar de los americanos del norte. Ha sido gracias a la serie de los Simpson, mucho más divertida y alejada de los tópicos americanos, y donde los diálogos son de una inteligencia y vivacidad sorprendentes. Además, esos niños me recuerdan tremendamente a mis propios hijos, Lisa tan estudiosa como mi erudita, Bart tan trasto como mi segundo y Maggie tan cariñosa como mi benjamina.
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(1)Por si alguno no se ha percatado, entonces
la tele era en blanco y negro, al menos en España
(2)Aunque la llamaban ama de llaves, dando la impresión de
que la buena señora sólo tenía ente sus competencias
abrir y cerrar las puertas, en realidad era la criada que
se pasaba el día limpiando y haciendo la comida, por lo que
es comprensible su mal humor.