Las gallinas marismeñas

La gallina es un ave de corral, que cuando no está sometida a un régimen de producción exhaustivo vive muy ricamente en un estado de semilibertad asumida.
Tal es el caso del gallinero que instalaron mis amigos Merche y Juan en su casa de La Punta del Moral(1), en un arriate del patio.

La comunidad de gallináceos estaba formada por cuatro gallinas y un gallo. Al despuntar el alba, el gallo despertaba a toda la familia. Una vez que les había arruinado el sueño, como era muy ligero y podía volar saltaba la tapia del patio y se marchaba a otro gallinero con más abundancia de gallinas. Las gallinas que eran de menos altos vuelos, ponían su huevo, si ese día les tocaba poner, y esperaban a que les abrieran la puerta para pasar el día fuera, entre la retama de la marisma.

Al caer el sol las gallinas retornaban a su gallinero, esperando que la puerta estuviera abierta ya que no tenían el don de volar. Por la noche, les ponían para cenar los restos de la comida de la familia, que devoraban con ansia antes de disponerse a un sueño reparador.

Un día en que la marea era muy grande, la familia se fue a pescar longuerones(2) cerca del Caño Franco. Por medio de una técnica muy salada que consiste en buscar la guarida del longuerón, que tiene la misma forma que el número 8, se deposita un poquito de sal en el orificio, lo que hace que salga de su escondrijo. Hay que atraparlo con rapidez y decisión al molusco antes de que intente esconderse de nuevo. Con paciencia y habilidad se llevaron para casa un cubo lleno de longuerones, que no fueron capaces de comerse, por lo que se lo pusieron de cena a las gallinas.

El longuerón, cuando se le quita el caparazón, tiene el aspecto de un gusano(3), por lo que las gallinas tomándolos por tales, los recibieron con gran alborozo ya que generalmente su dieta consistía en las cáscaras de los melones y las sandías. Dieron buena cuenta de ellos y se dieron un festín, pero su duro estómago no fue capaz de asimilar la ingesta masiva de marisco y se empacharon.

Merche observó a las gallinas en una actitud extraña, como vacilantes y a punto del desmayo, se acercó a tocarlas y estaban ardiendo. Mujer de recursos, metió a las gallinas en un barreño con agua fría y les tapó la cresta con paños húmedos para bajarles la fiebre. Una de las gallinas no sobrevivió pero las otras superaron el atracón y supongo que aborrecerían los gusanos desde aquel día. El gallo se libró porque vino cenado del otro gallinero, aunque al final también tuvo un destino trágico en una pelea con otro gallo.

A pesar de esta mala experiencia de las gallinas con “los frutos del mar”, la ingesta moderada de pescado puede producir nuevos productos alimenticios. Sin ir más lejos en el gallinero colindante con la pescadería, las gallinas comen boquerones, que como todos sabemos son buenos para el colesterol. ¿se imaginan los huevos de las gallinas marismeñas bajos en colesterol?

Lula

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(1) Barrio marinero de Isla Canela (Ayamonte-Huelva)
(2) Molusco lamelibranquio comestible, de conchas casi rectangulares, muy alargadas. muy parecido a las navajas
(3) Los longuerones son utilizados como cebos vivos por los pescadores.