La colombiana Dice el famoso cuplé: Como aves precursoras
de primavera/ Fiel a esta llamada del Parque del Buen Retiro, me sumerjo entre las casetas en búsqueda de novedades y curiosidades editoriales. Me gusta tanto ir a esta feria que procuro compartir la visita con la familia o las amigas para pasarlo mejor si cabe. Por prudencia llevo el dinero en efectivo y me dejo las tarjetas en casa, ya que padezco libropatía compulsiva y no sé controlar el gasto en libros. De estas visitas tengo multitud de anécdotas pero hay una de 1998, que aún me sonrojo cuando pienso en ella y me he decidido a contarla para perder el miedo al ridículo. De todas las casetas, hay tres que siempre visito y el resto me guío por los altavoces que anuncian quién está firmando libros. Según el autor anunciado, en algunos casos voy a que me lo firmen y en otros voy a ver cuán corta es la cola de los que esperan la firma para recrearme en su fracaso. Las casetas que visito son: Editorial Siruela, aristocrática
y exquisita caseta a la que voy a manosear los libros;
son tan bonitas las ediciones que siento un placer especial
hojeándolos. Confieso que no he leído ninguno de ellos,
pero sí los he comprado para mi hija la erudita,
que ha sido abducida al estudio de la filosofía pura. En 1998, acompañada de S.M. (no es su
majestad) y mi hija la erudita, pasé por la caseta
de Miguel Hernández, donde adquirí un ejemplar de la
constitución española de 1931 y unos pins con la bandera
de la República Española. Como me gusta estrenar las
cosas rápido, me coloqué una bandera republicana en
la solapa. Quiso el destino que en la caseta contigua
se encontrara firmando libros Alfonso Ussía,
que aunque es monárquico recalcitrante y fachoso hasta
la médula, no se le puede negar el ingenio. Compré el
libro de las memorias del Marqués de Sotoancho
y me puse a la cola para que me lo firmase.
Todavía conservo el libro con una dedicatoria convencional a la que añadió: ¡Viva Cuenca! Más relatos de Lula, pulsar aquí Versión blog aquí
(1) Perdón por el estereotipo, pero
con la ofuscación es lo único que me vino a la mente.
La única familia colombiana que conozco es estupenda
y dos de sus hijas, Mariée y Xiomara, son muy amigas
de mis hijas.
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