Gallináceos
Todo comportamiento humano tiene su paralelo en el mundo animal (¿irracional?). Uno de los casos más claros de este paralelismo es la evolución profesional con la familia de los gallináceos formada por pollos, gallinas y gallos.
Al comienzo de toda carrera profesional todos son pollos(1) . Los que tienen más ambición y carisma aspiran a ser gallos. El resto suele evolucionar a gallinas(2). Existen algunos casos de mutación de gallina a gallo que, al no seguir las pautas de la naturaleza, derivan en perversión.
Tal es el caso de un pollo sin talento ni carisma, pero en cuyo interior ardía secretamente la llama de la ambición. Nada en su comportamiento hacia sospechar sus íntimos anhelos, siendo de naturaleza insulsa y de dicción manifiestamente mejorable, en expresiones del tipo asinque(3). Pasó el tiempo y evolucionó como gallina, pero no era una gallina del montón, destacaba por la cantidad de mierda que era capaz de comerse sin rechistar. Como lo que no mata engorda, se convirtió en una hermosa gallina y despertó el interés de los dueños del gallinero. En un momento de reestructuración, en el que había necesidad de más gallos, nuestra gallina se vio convertida en gallo por el artículo treinta y tres. Aunque su dicción seguía siendo un poco chusca, lo compensó con un trajecito de consultor y unas gafas jesuíticas.
Aquí empezó la revelación de su verdadero carácter. De su anterior propensión a comer mierda sin chistar, paso a un despotismo nada ilustrado. Impuso a sus gallinas una dieta escatológica y a los pollos con veleidades de gallos los masacró. Esto creó un gran malestar en el gallinero, dando como resultado la huída de los pollos más talentosos a otros gallineros más acogedores, para desarrollarse sin peligro. El resto se quedaron comiendo el plato del día del gallinero.
Hoy sigue regentando el gallinero, libre de futuros gallos que le hagan sombra, pero seguramente desconoce que alguna de sus gallinas más aplicadas puede albergar en su buche, junto con la mierda, la secreta llama de la ambición.
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(1) Los más pijos son pollospera.
(2) Entendiendo la metáfora de la gallina no como animal del sexo
femenino, sino como elemento productivo del corral, dada su compulsiva
labor ponedera.
(3) asinque, es la contracción vulgarizada de así que.