El tango argentino
Y digo bien, el tango argentino, porque ya podemos decir que esa música que tanto nos identifica, está pasando a ser propiedad de muchos que la conocieron y la adoptaron.
Además, decimos música del Río de la Plata, o Rioplatense, pero en esa definición entran nuestros hermanos de la República Oriental del Uruguay, allí nomás, en la otra orilla del Río de la Plata. Ellos también se adjudican la paternidad del tango, y hay discusiones bizantinas, eternas, sobre si el tango nació de este lado o del lado de enfrente
Desde ya les digo que para los argentinos, fundamentalmente para los porteños, el tango nació aquí, y no se discute, ¡che! Es tan nuestro como Gardel, el obelisco y el dulce de leche, mal que les pese a muchos.
Es mi deseo, en este cálido rinconcito cedido por mis amigas españolas, compartir una descripción del tango bailado; porque una cosa es el tango para escuchar y otra el tango para bailar. Hay tangos sólo instrumentales y otros con versos (letras), que son poemas increíbles. Pero cuando se baila, se bailan tangos instrumentales, pues la concentración en la danza no permite disfrutar de la belleza de los versos.
Enrique Medina, el autor del texto que compartiré con los lectores de "Seccionfemenina.com", es un prolífico y talentoso escritor argentino contemporáneo, y el fragmento que transcribo es de su novela: "El escritor, el amor y la muerte", publicada por Editorial Planeta en Noviembre de 1998. Espero les agrade tanto como a mí.
"Regresa la Rubia, espléndida, y se planta al lado del hombre. El Negro(1) hace tiempo apagando el cigarrillo, camina hacia la pista, la mujer detrás. Ya en el centro, se enlazan. El hombre manda, domina, lleva, crea. La mujer se deja, se sabe materia, fundamento divino, usada, rendida, tratada, agradecida, respetada, reina y puta como debe ser, son argentinos abrazados que se buscan, verifican, perdonan, aman. Indiferente, el Negro exige, requiere la cadencia de la hembra. La Rubia, tórtola desvalida, acepta el reto y devuelve confianza, embellece y dulcifica el cuerpo, subordina el corazón. La pareja, carne humana, nació para bailar el tango, que les permite el sueño, la ilusión."
Eso sí, aquello de que "el hombre manda, domina, lleva...", está muy bien para la danza... En casa, está por verse.
Lica
18-02-03
Más relatos de Lica, pulsar aquí
e-mail de contacto: mariavalente@fibertel.com.ar
(1) El Negro no significa hombre de color, aquí se utiliza mucho como apodo, independientemente del color de la piel o del cabello.