El Perro del hortelano

Bajo el título de “El perro del hortelano”(1), Lope de Vega nos pone en clave de humor el mito de “ni come, ni deja comer” encarnado en la figura de Diana, condesa de Belflor, que no se atreve a aceptar a su secretario como galán ni deja que éste corteje a su doncella. En un sinfín de situaciones provocadas por la condesa, unas avanzando en su romance otras retrocediendo, bien se la podría llamar condesa de “Sí-pero-no”. Como buena comedia, el desenlace es venturoso y los amantes al final son felices y comen perdices.

Pero la vida no es una tómbola, ton, ton, tómbola, como decía Marisol radiante de una falsa felicidad. Tampoco es una comedia de capa y espada con final feliz, es más bien una comedia de engaños donde nadie dice lo que realmente piensa o pretende y todos asumen la careta como algo inevitable.

De todos los teatros de la vida es sin duda el laboral donde se interpretan las comedias de enredos de forma sublime. Es frecuente toparse con emboscados(2) que esconden una faca junto a la PDA, que no hacen ni dejan hacer. Utilizan el dardo de la palabra para preparar el camino de la puñalada trapera, capaces, como Cirano de Bergerac, de concluir un verso con una certera estocada. Extrapolándolo al entorno actual, el verso de Cirano se convierte en presentación de powerpoint y la estocada en descalificación de los que pretenden conjugar el verbo hacer.

Es posible detectar estos especimenes analizando su pasado limpio de cualquier acción ejecutiva, proyecto bien realizado o logro conseguido. Suelen cubrirse con el manto de la perfección para encontrar siempre algo que dé pie a posponer la acción. Se mueven como pez en el agua en el mundo del papel, las normas y las formas.

El arte de no hacer ni dejar que otros hagan está sustentado sobre la impotencia y la envidia. La impotencia de saberse inútiles y la envidia por los que son capaces de hacer algo. Bajo la máscara de la predisposición más absoluta a la colaboración se esconden las aviesas intenciones de boicoteo a la acción de los que son capaces. Las excusas bien argumentadas, el rostro compungido, las disculpas más profundas, la interposición de terceros, la solidaridad más sincera son los signos externos de estos perros del hortelano.

La vida es fácil para estos canes tan puñeteros y disponen de numerosas reservas naturales protegidas donde desarrollarse y conseguir un nivel de desánimo en los capaces casi infinito. Los podemos encontrar en los núcleos corporativos poniendo chinitas en el camino de los que tienen cuentas de resultados, en las oficinas de proyectos, en los departamentos horizontales como los de Sistemas de información, Recursos Humanos, Calidad, Planificación, Innovación... Allí se sienten seguros de poder cortar toda iniciativa encaminada a la acción.

El daño que causan es doble no solo no hacen sino que impiden a los demás que hagan. Si se consiguiera al menos que no perturbaran a los hacendosos ya se habría mejorado bastante la situación porque intentar que ellos hagan algo no se consigue ni con viagra profesional contra la impotencia laboral.

Lula

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(1) Magnífica la versión de Pilar Miró para el cine. Carmelo Gómez sublime en el papel de sufrido galán y Emma Suárez estupenda dando vida al personaje de Diana. En el cine en el que vimos la película pasamos mi hija la erudita y yo un frío de muerte, solo soportable por los versos de Lope.
(2) Emboscar: RAE: Dicho principalmente de quien esquiva sus obligaciones militares en tiempo de guerra. Escudarse con una ocupación cómoda para mantenerse alejado del cumplimiento de otra.