El Joker
Nunca des por real lo que parece ser.
Siempre he creído que los trepas se les reconocía físicamente por tener la sonrisa permanente, sobre todo delante del jefe. Últimamente me he cruzado con "un sonrisas" al que no dude el calificar de trepa o sogilla. Sonríe siempre a su jefe, pero sin guiñarle el ojo, así que hay que descartar el flirteo.
Cuando no esta su jefe delante, también sonríe. Tan permanente era la sonrisa que pensé que era una mueca producto de un coscorrón infantil, de una "paralis" o algo semejante y empecé a sentirme culpable.
En las reuniones era como el cuadro de la "Gioconda" , pero claro, podía estar posando pues siempre hay alguien en las reuniones que se dedica a hacer dibujitos y con la práctica se aprende. Seguro que le había juzgado mal con mi habitual tendencia del 'piensa mal y acertarás' . Más tarde se descubrió aficionado a varios vicios tóxicos como: escurrir el bulto con una sonrisa, echar basura a los compañeros sonriendo, el inmovilismo como la imagen giocondiana, el escaqueo dejando su sonrisa Cheshire, y el gusto por hacer de eco de lo que se acaba de decir. Un día declaró su máxima 'que no me den problemas y no dar problemas '.
Una vez, uno de sus compañeros le recriminó por encontrarse con alguna cáscara de plátano por sombrero y una colleja sin motivos, y mantuvo su sonrisa Joker.
Ahora estoy en peligro: he descubierto su secreto. Es un ultracuerpo!
Su plan es eliminar a los humanos con la plúmbea sonrisa hasta conseguir que la acrasia(1) se adueñe de ellos. De esta manera los compañeros van perdiendo su personalidad y convirtiéndose en jokers vivientes. Con una ataraxia(2) negativa nacida de una desesperación.
Ya se sabe que el hombre, para ser feliz, tiene que ser dueño de sí mismo, sentir y sentirse. Yo he comenzado a llevar siempre morritos para evitar que las comisuras de la boca se suban.
(1) Debilidad de la voluntad, según el término empleado por los antiguos, refiriéndose a la incapacidad de seguir lo que la razón ha determinado como lo mejor para el individuo
(2) Término con el que los griegos se referían a la paz anímica, a la imperturbabilidad del ánimo.