El homus retrogrado
Hacía tiempo que creía que esta especie estaba en extinción pero me encuentro que lo que está es camuflada. El homus retrógrado es aquel que no pierde sus costumbres y pensamientos propios de tiempos pasados. Suele ser obtuso, vanidoso y sexista.
No suele expresar sus opiniones, pues generalmente en la sociedad están mal vistas, pero cuando está instalado en un cargo de consideración (Director General o superior), la vanidad supera a la represión. Hay varios tipos, pero me voy a centrar en tres:
A- El sobón:
Este hombre tiene colaboradoras femeninas, no discrimina, pero en cada una de las reuniones "a solas" somete a sus colaboradoras a un sutil sobeteo, sin llegar a mayores, que puede ir aderezado de delicadas insinuaciones. A pesar de que la antagonista deja las cosas claras la situación se repite reunión tras reunión. Este tira y afloja supone el doble de energías para la desdichada ya que, además de no contárselo a nadie, debe rendir sin dar ninguna excusa para el cese. Un especimen de este tipo estaba en activo como Director General en el 2003.
B- El petulante:
Este hombre posee tal exagerada presunción que si tiene colaboradoras femeninas, lo que no suele ser normal, pertenecen al grupo de profesionales del peloteo. Su fin único es destacar a toda costa, para su mayor beneficio. Si le gusta alguna de sus colaboradoras se permitirá pequeños coqueteos. Pero si ésta destaca, el ataque al honor es su defensa.
Acomodado en su cargo, y rodeado de su cohorte de pelotas, se relaja y es en ese periodo en el que aparecen los comentarios sexistas hechos a terceras personas sin que esté presente el objeto de sus "reprimidos deseos". Frases como "a esta hay que domarla", o "¿ya te la has f.......?" le parecen de lo más adecuadas para comenzar una reunión de trabajo. El resultado se lo pueden imaginar.
C- El camaleón:
Es compulsivamente mentiroso y tiene la habilidad de cambiar de actitud y conducta, adoptando en cada caso la más ventajosa. Su carencia de escrúpulos sólo es comparable a su desmedida y hartera ambición. Es, asimismo, imprevisor y con relativismo moral y por tanto con algún protector en las alturas. Para realizar sus emboscadas no distingue sexo. Pero !Ay si eres mujer, inteligente y más profesional! esto no es soportable. Su táctica será el desprestigio y los adjetivos que irá sembrando "sabionda", "exasperante" e "incómoda".
Estos especimenes están en activo en el 2006.
A mi modo de ver no aportan nada a la sociedad, ni profesional ni humanamente y son un obstáculo para alcanzar la deseada igualdad o paridad de género.
En los tres casos la denuncia individual es complicada ya que se han encargado de desacreditar lo más posible a la antagonista. La pregunta es ¿qué hacer?
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