El desengaño

Se discutían los salarios, tema espinoso cuando el comité de dirección ha sido antes el comité de empresa, se ha sentado al otro lado de la mesa y conoce todos los trucos. Se llevaban meses de reuniones y no se llegaba a un acuerdo. La postura de la empresa era dura y la de los representantes laborales luchadora.

Fue esta negociación la que me colmó el vaso de la paciencia que ya estuvo a punto de rebosar cuando me dijeron que no les gustaba que fuera profesora asociada. Pero el destino quería darme una ración extra de hiel antes del desenlace.

Ocurrió que tenía que cambiar una EPROM y fui al despacho de los de HW a por unos alicates. Encontré la sala vacía y todas las mesas recogidas salvo una. Me dirigí a esa mesa que tenía un gran pliego despegado sobre el que descansaban unos alicates. Al tomar la herramienta no tuve por menos que dar un vistazo al papel que había debajo y casi me convierto en estatua de sal.

La mesa era del presidente de los representantes del comité de empresa y la sábana de papel contenía TODOS LOS SALARIOS DE LA EMPRESA. Me busqué a mí y al resto de mis colegas. Mi orgullo sufrió una punzada al comprobar que un par de colorines, de muchísima menos experiencia que yo me sacaban de ventaja unos cuantos cientos de miles de las antiguas pesetas. No me lo podía creer, pero evidentemente era cierto.

Supe que era el final y que no tenía otra opción que cambiar de trabajo. Estaba fuera de mercado y el comportamiento de los que algún día fueron rojos no tenía perdón ante mis ojos. Hubiera tolerado mejor la afrenta si ellos no tuvieran un pasado de lucha por la libertad y la justicia. Una vez que me caí del guindo y me eché unas lagrimitas no exentas de hipo, recompuse la figura y pase a la acción. Contacté con mis compañeros de "con batas y a lo loco " y en un mes ya tenía otro trabajo.

El dueño de la mesa que tenía la hoja de salarios y la persona que me entrevistó en la nueva empresa eran tocayos y su nombre, muy poco habitual, significaba "Dios es mi salvación". Ergo, Dios me salvó de los rojos.

Lula

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