Condición femenina
Estoy apuntada a todo tipo de boletines electrónicos, desde los resúmenes de prensa hasta los confidenciales más carroñeros, pasando por periódicos digitales, las noticias tecnológicas, las novedades de libros y música, las exposiciones de arte y como no, las revistas "femeninas".
Un boletín que llega puntual cada semana es el de MH Mujer (http://www.mhmujer.com), revista femenina del grupo Correo que se entrega con varios periódicos, entre ellos el ABC. Esta publicación periódica alerta a sus lectoras internautas sobre los contenidos que ofrecerá en la entrega de papel.
Ni que decir tiene su profundidad de pensamiento, que está orientado a mantener a la mujer-mujer(1) al día de las nuevas tendencias. A través de sus secciones de belleza, cocina, horóscopos, moda, relaciones, salud y viajes nos obsequian con universo femenino entre algodones con unas pinceladas de sicología aplicada a engatusar a tu novio, superar una infidelidad conyugal, guiar a tus hijos adolescentes o a no estresarte al preparar tu boda. Para cualquier mujer sujeta a la esclavitud de un trabajo, estas lecturas son casi ciencia-ficción.
Cuando recibo este boletín suelo ser bastante insensible a su contenido, lo leo de pasada y digo ¡puaf, vaya pérdida de tiempo!. Pero este mes de enero me encontraba inmersa en una febril actividad cuando me llegó la problemática femenina semanal. Tenía que entregar tres trabajos de doctorado, que había dejado pasar con la confianza de hacerlos en el último momento. Estaba en esa situación en la que dices "no me da tiempo, no soy capaz, vaya ridículo al que me voy a exponer". Justo en ese momento es cuando comprendes que el tiempo es relativo, cuanto más prisa se tiene más se encoge. Para terminar de arreglarlo, un cliente nos pidió una oferta urgente, por lo que la jornada laboral contribuyó a que mi poco tiempo libre, muy relativo por cierto, se quedara en nada. Estaba dispuesta a borrar el boletín sin leerlo, pero mi maldita curiosidad leyó: ¿no tienes unas uñas perfectas?, precisamente cuando lo único que podía hacer con ellas era comérmelas.
Se me desató la indignación, ¿Cómo es posible que para algunas mujeres una uña rota le suponga un drama? El mundo está mal repartido, pero ¿tanto?, pues sí, algunas mujeres han conseguido un nivel de bienestar carente de cualquier inquietud, con cantidades ilimitadas de tiempo debido a su nula actividad, con un horizonte económico asegurado, y claro, una uña imperfecta destruye el equilibrio de su nada existencial. Ahora, como justo castigo, ellas se tienen que leer el ABC.
¡Eso sí que es para mí un drama!
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(1) El término mujer-mujer fue acuñado por José María Aznar refiriéndose a su esposa Ana Botella