La conspiración para cerrar empresas

Las empresas no se mueren, las matan,
pero lo hacen de manera que parezca un accidente


Las mentes lógicas no alcanzan a vislumbrar la retorcida estrategia de llevarse por delante a una empresa. Cuando ya no queda remedio, y se dan cuenta de que no hay más solución que cerrar el chiringuito, ya es tarde para reaccionar. Algunos lectores habrán pasado por la experiencia traumática de ver la empresa en que trabajaban reducida a su mínima expresión o desaparecer y posiblemente me den la razón en mi teoría de la conspiración para cerrar empresas.

Las 10 señales que anuncian que a la empresa le han dado sentencia de cruz son:

  1. Aunque los resultados son buenos y la gente está motivada, se escuchan tambores de cambios y se empieza a hablar de endogamia, de falta de talento dentro de la empresa, de obsolescencia...
  2. Aterriza en la cúpula directiva un paraca ajeno a la empresa e incluso al sector y si es posible de otro país. Trae una Misión de derribo y la firme convicción de que no ha venido a hacer amigos.
  3. Se acorrala a los directores viejunos que conocen el negocio y saben hacer su trabajo quitándoles parte de sus actividades para entregarlas a unos fichajes galácticos buscados por los head-hunters a imagen y semejanza del nuevo jefe. La llegada de estos bárbaros es el inicio de la decadencia.
  4. Se declara la guerra entre los viejunos y los galácticos. En el comité de dirección no se toman decisiones, solo se pelean los unos contra los otros.
  5. La cadena de mando adquiere un comportamiento de valor detraído. Cualquier esfuerzo no solo será anulado sino que caerá en la parte negativa del eje de las ordenadas.
  6. Se siembra el desánimo en la tropa que empieza a plantearse “si hay que hacer se hace pero hacer para ná es tontería”.
  7. Aparece la asfixia económica. No hay dinero para todos y para arreglarlo se desvían los presupuestos saneados de los directores viejunos a los directores galácticos para acelerar el proceso de autodestrucción.
  8. La empresa plantea un ERE.
  9. El personal que ha aborrecido el trabajo casi ve el ERE como una tabla de salvación. Solo algunos luchan como jabatos para no ser inmolados laboralmente.
  10. Se vuelve al punto 7 hasta agotar existencias.

Después de varias iteraciones del punto 10 al 7 sujetas a la inercia de la organización, quedará la empresa en su tamaño definitivo, que en algunos casos será cero. Solo un cambio inesperado podría parar esta apisonadora, tal vez una de las ideas radicales de Julen: Fuera líderes, Sin gerencia o Adiós a la dirección.

Lula

Más relatos de Lula, pulsar aquí
e-mail de contacto: seccionfemenina@gmail.com

Versión blog aquí