Casarse pronto y malComo ya escribió Don Mariano José Larra, seguro que con conocimiento de causa, cuando llevaba tres años de casado, le faltaban dos para dejar de estarlo y a la tierna edad de 23 años: Esta masa, que se llama despreocupada en nuestro país, no es, pues, más que el eco, la última palabra de Francia no más, Para esta clase hemos escrito nuestro artículo; hemos pintado los resultados de esta despreocupación superficial de querer tomar simplemente los efectos sin acordarse de que es preciso empezar por las causas; de intentar, en fin, subir la escalera a tramos; subámosla tranquilos, escalón por escalón, si queremos llegar arriba. Dejemos atrás la época de Don Mariano,
donde el que no se moría por tísico, se batía en duelo
o se descerrajaba un tiro por cualquier contrariedad,
ya que le podríamos dar ideas a los actuales responsables
de las jubilaciones. Ahora que la esperanza de vida
se alarga (sobre todo en las mujeres), tenemos tiempo
para todo, para estudiar, para trabajar, para independizarnos.
El ciclo normal de toda persona humana femenina consiste
en:
¿Qué ocurre cuando la familia modelo de España,
completamente centrada, interrumpe este ciclo para salirse
de la campana de Carl Friedrich Gauss por el motivo número
3? Desde el anuncio de esta boda la imagen de Doña Ana se entronca con las más rancias esencias de la tradición española de la mujer-mujer (tras-el-visillo). Debiera modernizarse poniéndose una boina y unos pololos para hacer footing, igualándose así en dinamismo y audacia a esas mujeres de la Sección Femenina. Más relatos de Lula, pulsar aquí Agradecimientos
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