Bata vs corbata
Entre las muchas y variadas actividades de mi trabajo está el ayudar a mis compañeros en la selección de becarios, también llamados PBC (1), para engrosar el frente de juventudes de la empresa. Estos becarios se seleccionan generalmente entre las huestes de estudiantes de las Ingenierías de Teleco e Informática. La actividad de selección da lugar a entretenidas lecturas de curriculum que, dado el cariz técnico de los aspirantes a PBC, tienden a ser sumamente estructurados: primero los datos personales, luego los académicos, a continuación los conocimientos complementarios como los idiomas, y finalmente su experiencia si la tienen y en algunos casos -los más comunicativos- sus aficiones(2) . Como entre los estudios de ingeniería no figura la retórica, los curriculum están redactados con un vocabulario limitado y unas estructuras gramaticales muy primitivas; de todos estos curriculum, uno atrapó mi atención a primera vista.
Mi ojos divisaron un curriculum sin estructura ninguna, escrito con apretada prosa y cuyo contenido rezumaba una retórica impropia de sus estudios. La espesa prosa no me echó para atrás, todo lo contrario, absorbí su contenido como si mi mente fuera papel secante. De este sorprendente curriculum, entresaco la siguiente fase que dudo que sea original de este becario:
Aunque he realizado estudios de ingeniería, me inclino más a ser un ingeniero de corbata que un ingeniero de bata.
Me sorprendió el descaro del chavalín, pero más aún sus objetivos. Que a los 20 años(3) su mayor objetivo fuera encorsetarse en un traje con corbata para entrar en el mundo de la Gestión dominado por ingeniería de papel y por los números contables en vez de elegir el bohemio mundo de la ciencia, bajo el símbolo de la bata del laboratorio. Aunque parezca incongruente estudiar una ingeniería para parapetarse tras una corbata sin haber sentido primero la emoción del laboratorio, esta incongruencia queda despejada cuando se percibe que el objetivo no es la ciencia, sino el dinero y el poder y que este ventegenario ha intuido prematuramente cómo son las cosas (4) . Los que elegimos el espíritu de la bata hemos experimentado con el paso del tiempo la decepción, viendo que después de años a pie de laboratorio, independientemente de los resultados obtenidos, se nos ha despreciado por no evolucionar hacia posiciones de corbata. Mientras tanto, se han ido copando los puestos de decisión y responsabilidad con los que prematuramente eligieron la corbata y despreciaron la bata como medio de promoción.
Intenté contactar con el candidato a PBC, ya que me mataba la curiosidad pero ya tenía una beca en un centro Corporativo de una Gran Empresa muy acorde con sus preferencias de corbata. Nuestro muchachito será de ese tipo de gestores que gestionan lo que sea, desde alta tecnología hasta chupa-chups, pasando por los detergentes: el caso es gestionar. Este tipo de actitud debe ser muy rentable a fin de mes y a fin de año, pero esta orientación en lo material sin ningún estímulo espiritual sólo conduce a una vida vacía de emociones.
Visto como están las cosas opto por una bata con lentejuelas que seguro que cuando pase la moda de la corbata va a causar furor.
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(1) PBC corresponde a las iniciales del grosero
término de Puto Becario de los Cojones. Que
se emplea a la hora de asignar trabajos o señalar con el dedo de
la culpabilidad a los pobres becarios precarios. Este término fue
definido en el voluminoso chascarrillo de los marrones que se difundió
por Internet hace unos 6 ó 7 años.
(2) Cuando ponen que sus aficiones son el polo o el golf, échate
a temblar porque cabe la posibilidad de que su padre se siente en
un consejo de administración y debes tratar con suma delicadeza
esta selección. Siempre es preferible un PBC que viva en Móstoles
que en la Moraleja. Lo digo por experiencia.
(3) Como decía Serrat en una canción: Ahora que tengo 20 años/ ahora
que aún tengo fuerzas/ que no tengo el alma muerta/ y siento bullir
la sangre.
(4) Una explicación es que el ventegenario sea hijo de un ingeniero
de bata decepcionado.