Tomates rojos secos
No conocía este manjar hasta que desde Roma mi prima Ali me trajo un bote de tomates secos en aceite. Después de que me enseñara a prepararlos me los he ido encontrado en muy buenos restaurantes de Madrid, en Copenhague, en Graná y seguramente me contaréis que se consumen en muchas partes más.
Esta es la receta en tres pasos para el que no tenéis el gusto de conocerlos.
Lo primero es hacerse con una buena cantidad de tomates secos. A mí me los traen de Roma pero Ali los ha visto en el mercado central de Málaga , también los venden en Granada y seguramente que en el mercado central de vuestras ciudades los encontraréis. Antes de prepararlos hay que proceder a limpiarlos sumergiéndolos en agua hirviendo a la que se habrá añadido un chorro de vinagre. Se mantendrán durante 5 minutos cociendo, se escurrirán y se pondrán a secar en un paño de cocina. El secado tiene que ser a temperatura ambiente y puede durar más de 24h.
Cuando los tomates estén de nuevo secos, nos haremos con un bote de cristal, un litro de aceite de oliva virgen, dos dientes de ajo y dos guindillas pequeñas. En un mortero se machacarán los ajos y las guindillas y se le añadirá aceite. Los tomates secos se irán bañando uno a uno en el contenido del mortero y se depositarán en el bote de cristal. Conforme se van añadiendo los tomates en el frasco se cubrirán con aceite y se presionarán con una cuchara de madera para que queden apelmazados y no tengan aire.
Una vez que estén todos los tomates en el bote, se cubre con aceite y se presiona con la cuchara de madera para extraer todo el aire. Se cierra el bote y se le da la vuelta para comprobar que no hay burbujas. Se deja reposar un día y ya se pueden ir comiendo con queso, con pan, en ensalada y acompañando un montón de platos tanto de carne como de pescado.
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