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San Isidro 2004

25ª de feria. Corrida de toros
Toros Hdos. Atanasio Fernández y Aguirre Fernández Cobaleda. Encaste: Conde de la Corte.
Terna David Luguillano. De verde y oro. Estocada baja, silencio. Dos metisaca y pinchazo hondo. Bronca.
Javier Valverde. De burdeos y oro. Sartenazo infame y estocada trasera. Pinchazo y estocada.
Iván García. Grana y oro. Estocada trasera y desprendida. Bajonazo infame, tres pinchazos, dos descabellos.
Presidente Juan Lamarca López
Comentarios ¿Se puede estar más triste?

Para vosotros; Luci y Lorenzo.

Me decía con gran tristeza una persona muy querida y gran aficionada de la grada a la terminación del festejo: “Más baja no puede caer ya la fiesta de los toros, el único recurso que nos queda es dejar de venir a la plaza”, pero yo, seguiré asistiendo.

Qué reflexión más triste y a la vez más sincera. Otro aficionado muy próximo, y no menos querido, me comenta con frecuencia: “No sé como te quedan ganas de ir a los toros”. Él, gran aficionado y amante de la fiesta, tuvo la fuerza de voluntad de dejar de asistir cuando comenzaron a despuntar los primeros visos de corrupción a gran escala por parte de los taurinos que manejan este negocio, y la permisividad de la autoridad competente, alcanzando hoy cotas que hubieran sido inimaginables en épocas anteriores.

Lo que no cabe duda es que si esta situación no ha generado aún una profunda reflexión de los defensores oficiales de la fiesta de los toros, habrá que pensar que son los cambios generacionales que se van produciendo en la sociedad los que van marcando una nueva visión de esta, creando con ello un nuevo público taurino con nula exigencia en busca de la pureza de la fiesta, contrastando con los aficionados que intentan que se cumplan en ella los criterios de exigencia que deben regirla.

Es evidente que cada día quedan menos aficionados con ganas de luchar por una fiesta que aman, tratando de marcar la seriedad y pureza en la fiesta de los toros, para que las reglas se cumplan. Esta es una señal que deben estar midiendo los taurinos con mucha precisión, porque el día que desaparezca este tipo de espectador, ellos tendrán el camino libre para hacer la fiesta a su medida, pero lo que no podrán adivinar son los espectadores que asistirán a ellas. Es decir, hacer de la plaza de toros el circo que ya está inventado.

El cartel de ayer era otro del mes de Julio, y claro, una vez que se acaba la feria de S. Isidro, los carteles que se montan en Las Ventas son con otros toreros y otro tipo de toros, y a este tipo de festejos solo asisten los aficionados exigentes, a los cuales los taurinos del negocio quieren quitarse de en medio al precio que sea. No cabe duda de que en corridas como la de ayer todo son ganancias para la empresa. El ganado que se lidió no merece la pena comentarlo, ya que esta ganadería, creada por D. Atanasio Fernández, “el Mago de Campocerrado”, precursor, entre otros, de la creación del toro para las figuras, y preferida de muchos toreros insignes, lleva no sé cuántos años que su ganadería es una ruina de bravura, y por el bien de la fiesta debería enviar a toda la camada al matadero.

El festejo lo presidió el Sr. Lamarca de nuevo, haciendo caso omiso a las recomendaciones que le indicó en su día un aficionado de la grada que decía que por el bien de la fiesta no volviera a presidir un festejo taurino más en su vida; pero ahí sigue, junto con el Sr. Cabezas Porras, “Joselito Calderón” de asesor. ¡En manos de quién está la fiesta!.

Por lo anteriormente dicho, no hacen falta más comentarios del transcurrir de la corrida de ayer, que lo único que tuvo de bueno fue cuando cayó el último toro, ya que libró con ello del sufrimiento al aficionado.

 

Pepeillo

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