La tarde de ayer ha sido variada y la afición no se aburrió, hasta devolvieron un toro. Desde mi óptica sigo sin explicarme cómo pueden salir toros de chiqueros como salió ayer el segundo de la tarde. Un toro puede ser manso, como lo fue el que salió en cuarto lugar, ya que no quería saber nada de los toreros. Seguro que en la dehesa tenía ofertas mejores, pero caerse de la forma que lo hizo, vamos, que no me creo que un toro por naturaleza se comporte así. Un animal puede verse acorralado, y como consecuencia, huir o defenderse atacando, pero rodar por la arena, es algo que no he comprendido nunca. Tiene que haber algún motivo que le haga comportarse así. Algún día lo sabremos.

Zotoluco me ha gustado en su faena al cuarto de la tarde. Un manso de libro que salió de chiqueros midiendo al torero cuando lo recibió de capote y no tenía recorrido por ambos pitones. El coleta se vio en aprietos ante la embestida incierta del burel, y tuvo que sacárselo hacia fuera, y a fuerza de capotazos por bajo, haciéndole humillar, se lo sacó a los medios lidiándolo con mucha torería.
En la primera vara salió el toro despavorido del caballo al sentir el contacto del hierro de la puya. Con este “regalito” la cuadrilla tenía faena.
Con la muleta, el toro embiste con la cara muy alta e intentando rehuir la pelea; pero el torero le consiente mucho, sobándole, pasándoselo por ambos pitones y al final el toro terminó metiendo la cabeza; pero a partir de aquí, el torero mexicano no se acopló con la embestida del burel. Hay que decir en su favor, que los toros en México tienen un comportamiento diferente, y que el torero no está muy rodado este año, y eso se echa en falta ante toros de esta catadura. Fue una pena.
Mató de una estocada desprendida, recibiendo aplausos.

Sergio Martínez cortó una oreja a su primero. Que la afición esté o no de acuerdo con este premio es lo de menos, el público que es soberano en este tipo de espectáculos solicitó el premio y el Presidente bondadoso lo concedió. Nada que objetar.
Lo malo de esto es que el torero no analice su actuación, y que sus mentores equivoquen el sentido de su carrera, haciendo ver que así es como se cortan las orejas, y claro, eso es un error ya que ese tipo de regalos al final se vuelven en contra. La faena estuvo bien planteada, pero estuvo toreando “fuera de cacho” y metiendo el pico en casi toda ella, y eso que la afición cariñosamente trataba de rectificarle; pero él no se dio cuenta, o no quiso, el caso es que no decir esto es faltar a la verdad. Lo que sí tiene a su favor es que se ha visto con sitio, ha dejado ver al toro, y le ha dado la distancia adecuada, y creo que estos son los valores fundamentales de un torero. Que después haya cometido los errores más comunes que se dan en los toreros modernos, tiempo hay para rectificar, lo malo es que se lleven a cabo por sistema.
El toro me gustó, apretó en la primera vara de Montiel, aunque lo picó trasero y le tapó la salida; pero en la segunda, se limita a sujetar al toro y no se pudo verlo en toda su dimensión de bravura.
Hay que destacar dos buenos pares de Jimeno Mora que el público, con sus aplausos, le obligó a saludar montera en mano.

En el sexto, y ante un toro de otra catadura que no tenía fijeza, le dieron capotazos hasta aburrir, pero el toro seguía en sus trece. Fue muy mal picado ya que iba de un picador a otro según sus querencias, y no hubo en la arena ningún torero con la torería suficiente para fijarlo, se conoce que la cuadrilla no conocía la lección de cómo se paran este tipo de toros. Alguien se lo debía enseñar. El caso es que con la muleta el toro no resultó ser lo que esperábamos, pero el torero no se acopló a su embestida y cometió los mismos errores que en su primero.
Mató de una estocada caída y vio silenciada su labor.

A Sánchez Vara le salió su primer toro inválido y el presidente lo devolvió, saliendo en su lugar un sobrero del Conde de la Maza. El toro, acudió suelto al caballo montado por Juan Pablo Arribas, y fue picado en la paletilla. En la segunda vara se agarra en el morrillo, pocas varas se han visto así en la feria, pero el toro blandea de los cuartos traseros. En banderillas, el toro se viene arriba y el torero no está afortunado. El primer par lo coloca a toro pasado, el segundo clava en la paletilla y en el tercero por lo menos lo intenta.
En la faena de muleta, el toro no está para muchas florituras y embiste con cierta aspereza, quedándose corto en la embestida.
Mata de una estocada arriba que cae sin puntilla, recibiendo con ellos aplausos.

El segundo de su lote se quedaba corto por ambos pitones, ya que tenía las fuerzas justas, y al ponerlo en suerte en el caballo pierde las manos en dos ocasiones.
La primera vara le cayó trasera al picador, y el toro sale suelto del encuentro. La cuadrilla se ve obligada a darle muchos capotazos al toro para fijarlo.
En las banderillas estuvo un poco más aseado que en su primero, pero debía cuidar un poca más la ejecución de esta suerte. Le recuerdo a Sánchez Vara que lo que se valora en el embroque con el toro son dos cosas fundamentales; la primera es ganar la cara al toro y la segunda salir andando de ésta, no meter el turbo como hacen la mayoría de los toreros, y poner los garapullos a toro pasado en la mayoría de sus actuaciones.
Con la muleta estuvo ventajista, aunque el toro metía la cabeza bien, pero estuvo toda la faena toreando al hilo del pitón. Por la izquierda, el astado se quedaba corto, y esto unido a que no tiraba de él, entró a matar consiguiendo una estocada al rincón de Ordóñez y tres descabellos.

Pepeillo

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