Esta vez fue el toro Fantasmón quien levantó la tarde ganadera que se les marchitó a los coletas como una flor. Juan Diego estuvo pero no estuvo, ya que el toreo que realizó a sus dos toros no pasó de vulgar, toreando para afuera y al hilo del pitón y así no se viene a Madrid. De la vulgaridad nada se puede decir, sólo criticar la actitud de un torero como él, que no dio el paso definitivo para adelante, porque ganado tenía. Él sabrá.

El Fandi estuvo en su línea, es decir, no engañó a nadie en su forma de hacer las cosas, pero tampoco se salió del guión que los aficionados esperaban de él. Estuvo bullidor y valiente en el tercio de banderillas, pero hay detalles que debería cuidar un poco mas, como por ejemplo, reunir en la cara del toro y evitar a toda costa esos saltos que da cuando clava las banderillas, ya que afea la reunión entre toro y torero. Otra de las cosas que diferencia a los buenos rehileteros, de lo que El Fandi hizo ayer, es la manera de salir de la cara del toro cuando reúne. Ayer tenía el turbo preparado y salía de la suerte como si le hubiera robado la cartera al toro. Sólo tengo el recuerdo del primer par a su segundo donde cuadró en la cara del toro, todo lo demás sólo fue espectacular.

Con la muleta, en su línea, vulgar y bullidor. Al primero lo mató de un sartenazo y a su segundo de una estocada desprendida por la que le fue concedida la oreja. Al dar la vuelta al ruedo y pasar por el tendido siete, los aficionados le mostraron su disconformidad al premio concedido, y él con un gesto de cabeza contestó: “Qué le voy a hacer, hago lo que sé hacer, y si la gente solicita la oreja y el presidente la concede...”

Matías Tejela recibió a su primero con unas buenas verónicas y una medía que fueron aplaudidas. El toro en la primera vara empujó con fijeza al caballo, pero fue mal picado por Fernando Moreno. Con la muleta estuvo ventajista y toreó fuera de cacho. Ante las protestas del respetable se cruzó algo, pero ya la suerte estaba echada. Mata de una estocada trasera y baja, vamos, al rincón de Ordóñez. El toro fue aplaudido en el arrastre.
A su segundo lo recibe con verónicas vulgares, después de una vara que fue un picotazo. El quite consistió en unas chicuelinas pero del tipo de las “mangurrinas”, por lo menos lo intentó, porque Juan Diego se inhibió de su quite, seguramente alguien le indicó que no le robara pases al toro.

Como no había sido picado, salvo unos picotazos para cumplir el expediente de la suerte de varas, se viene arriba en banderillas y tiene mucho motor, como dicen ahora, y en la primera serie le aprieta y el torero valientemente le supo aguantar aunque al final perdió la muleta. Creo que ahí estuvo la clave de la faena. En las restantes series que le recetó hubo de todo, enganchones, utilizó el pico, pero hubo algún natural que otro de muy bella factura ligado con el de pecho, como el que consiguió en la quinta serie. Pero una cosa hay en su contra, de pellizco, nada. Al matar de una estocada desprendida se le concedieron las dos orejas y salió por la puerta grande.

El toro me recordó a Cantinero de la feria pasada de S. Isidro, que le tocó en suerte a Uceda Leal y le hizo una faena que habría que hablar mucho de ella y no es el momento, sólo recordar que al torero se le fue el toro de su vida.

La corrida que envió ayer Paco Medina estuvo en la línea de los toros que dan espectáculo, ligando bravura y movilidad y esto siempre es bienvenido, lo único que no me gustó fue que a varios de sus toros se les picó con sólo unos picotazos y salvo al tercero, a ninguno se le pudo ver en su justa medida con el caballo.
Este hecho se está dando con frecuencia en esta feria, y en ningún caso está justificado ya que lo que tratan de hacer en la mayoría de las ocasiones es colar el toro inválido, beneficiando con ello a la empresa, a no ser que los toreros traten de justificar este hecho porque sino, no los vuelven a contratar.

Pepeillo

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